Por Mary Sánchez Tey – Pasión4Dogs
Comenzamos una colaboración con nuestra amiga y gran colaboradora Mary Sánchez Tey, educadora canina del mejor nivel en España. Ella irá publicando una serie de artículos en nuestra web, abordando temas de interés para quienes amamos a los animales y tenemos necesidad de entenderlos más y mejor. En este primer artículo Mary nos habla sobre los aspectos a tener en cuenta a la hora de tomar la decisión de adoptar. Esperamos que lo disfrutéis.
Una vez meditada y tomada la decisión de adoptar responsablemente, el siguiente paso sería hacer todo lo necesario para que la adaptación al hogar sea la mejor posible, previniendo así muchos problemas que se puedan presentar en el futuro, como trastornos asociados a la separación, reactividad con la correa, miedos variados, etc.
En primer lugar, tendríamos que valorar qué perfil de perro se adapta a nuestra forma de vida. Nos dejamos llevar sobre todo por el físico, pero no pensamos en cosas tan importantes como la edad, el sexo, el tamaño, la raza o cruce y la historia previa que tenga ya ese perro, que nos puede dar pistas sobre sus necesidades. Por ejemplo, un perro muy miedoso no sería recomendable para vivir en plena ciudad. Un perro muy activo, o un cachorro, sería incompatible para una persona mayor menos activa… Es tarea de la protectora la elaboración de un perfil de cada animal para así compararlo con el perfil del adoptante, y guiar al mismo a que encuentre a un animal lo más compatible posible con su modo de vida. Esto minimiza las devoluciones por problemas posteriores.
En cuanto al adoptante, los datos a recabar serían el entorno en el que vive (no es lo mismo vivir en una ciudad que en las afueras, ni es lo mismo vivir en una avenida transitada que en una calle más tranquila…), la disponibilidad horaria que tiene (el perro se va a quedar solo poco o mucho tiempo), los conocimientos sobre las necesidades y comportamiento del perro que pueda tener, los recursos de los que dispone (ya que un animal genera gastos de comida, veterinario…), y el tipo de familia en la cual convivirá el perro (pareja, persona sola, niños, edades y características personales…).
Una vez decididos a introducir a un animal en nuestra vida y elegido el mismo, lo ideal en la medida de lo posible sería que se produjera una familiarización del futuro adoptante con el animal, para que cuando éste vaya a su nuevo hogar ya tenga un referente de confianza y seguridad. Esto lo haríamos mediante visitas y paseos antes de realizar la adopción. Tenemos que ser conscientes de la situación nueva que está viviendo el animal en este momento. Está abandonando todo lo que para él es conocido para irse con una persona extraña a comenzar una vida que no conoce. Así pues, deberíamos de entender su incomodidad, mostrarnos prudentes, respetar la distancia donde se sienta cómodo, no imponer acercamientos sino dejar que sea él el que decida acercarse cuando se sienta preparado, y hacerlo todo en silencio por nuestra parte.
A partir de ahora, me centraré más en las necesidades de un perro adulto, ya que en caso de cachorros hay algunas necesidades más específicas de las que hablaremos en otro artículo.
El primer paseo antes de entrar en su nuevo hogar tiene como objetivo darle a conocer el entorno más próximo. Debería durar unos 30 minutos, con correa larga y arnés. No pretendamos que no tire o que vaya tranquilo, lo dejaremos ir enteramente a su ritmo, sin dirigir el paseo, olfateando y reconociendo el terreno. Lo que sí que tenemos que evitar es tensar la correa por nuestra parte. Recordad ir en silencio y no inundarlo con nuestra verborrea.
Una vez en casa, le presentaremos todas las puertas abiertas, con acceso libre. Igual que preparamos una casa anti-accidentes cuando tenemos niños, nos aseguraremos de quitar de su alcance todo aquello que no queramos que pueda sufrir un accidente o que sea peligroso para el perro. Nos limitaremos a ser meros espectadores, sin intervenir. Le permitiremos que vaya eligiendo zonas de descanso e iremos acordando normas y derechos. Le iremos ofreciendo contacto de forma progresiva, sin forzar nada.
(… continuará)