Isabel y su familia, han ido granito a granito hasta formar esta montaña de ayuda, que han tenido la gentileza de entregarnos.
Como podéis ver, está constituida con productos que nos son necesarios en nuestro día a día y los cuales agradecemos desde el fondo de nuestro corazón.
Ropa para abrigarlos por las noches, productos para poder lavarla cuando se ensucien, quesitos para dar las pastillas de forma más agradable, productos sanitarios para las curas de los que nos llegan heridos o han sido intervenidos quirúrgicamente, latas de comida para los convalecientes, productos para la limpieza de las instalaciones…
Lo cierto es que Isabel y su familia ha pensado en todo.
Y con todo nuestro cariño le damos las gracias.
Ojalá nos lleguen muchas montañitas como esta, porque las montañas de abandono y maltrato, nunca nos dejan de llegar.