¿Adopciones en Navidad?
por Mary Sánchez, Pasión4Dogs
Cada vez hay más asociaciones, protectoras y animalistas que deciden paralizar las adopciones en estas fiestas navideñas. Sobre todo en el caso de cachorros, ya que es lo que a la gente le hace más ilusión «regalar».
Uno de los motivos por los que esto se hace así es por acabar con la «cosificación» de los animales, con el tratarlos como a un objeto. El animal es un ser vivo y la incorporación a una familia debe ser algo consensuado y meditado. No es un regalo para un día concreto y que, cuando aburra o moleste, se pueda tirar en el contenedor; es un ser que siente y padece, y que os va a acompañar el resto de su vida.
Todo este tema puede dar para una discusión aparte, pero a mí me interesa hablar más de la segunda causa por la cual no es buena idea adoptar animales en estas fiestas. Hemos hablado previamente en otros artículos de la importancia de hacer una buena adaptación al hogar, de asegurar un entorno, del referente que nos vamos constituyendo en nuestro perro… Pues bien, todo esto requiere de hacer las cosas con calma, de una determinada rutina y una predictibilidad.
Las fiestas navideñas son un verdadero caos. En nuestra propia casa, lo que debería de empezar a ir siendo un entorno seguro y predecible para nuestro perro, tendremos entradas y salidas a todas horas, prisas, compras, entrar cargando objetos raros, cosas colgando extrañas, con luces, que se mueven, gente que no son los habituales de la casa entrando y saliendo, niños corriendo y jugando, música, voces, ruidos extraños de las casas de los vecinos, familiares que con toda su buena fe e inconscientemente van a atosigar al perro porque es una novedad…
Y si optamos por celebrar las fiestas en el hogar de un familiar y dejamos al perro en casa, lo estamos dejando solo en un lugar que no conoce, sin un referente, donde va a estar escuchando ruidos de casas vecinas que no va a identificar y si encima escucha pirotecnia, pues apaga y vámonos.
Afortunadamente, cada vez hay más personas conscientes de la importancia de facilitar una buena adaptación al hogar, aparte de mirar por el bienestar del propio animal, porque cada vez se es más consciente de que un gran número de las devoluciones de animales adoptados son a consecuencia de problemas en la convivencia que se podrían haber evitado o minimizado elaborando un buen trabajo en la adaptación: problemas a la hora de quedarse solos (destrozos, ladridos, pises…), miedos en casa y en la calle…, y esto por poner un ejemplo.
También hay gente que me comenta: «¿Y no están mejor en una casa que en una perrera?». En este caso, yo aplicaría el refrán «más vale malo conocido que bueno por conocer». El animal puede estar en unas condiciones que, desde nuestro punto de vista humano, nos pueden parecer horribles, pero para el animal es su día a día, y sabe a qué atenerse. Sacarlo de ahí y meterlo en una situación de locura total como pueden ser estas fiestas no es lo ideal para él ni por asomo. Además, a una persona que realmente sea consciente de lo que supone una adopción, que quiere que un animal verdaderamente forme parte de su vida, y que quiere facilitarle todo lo que esté en su mano para que su transición a una nueva vida sea lo más sencilla posible le va a dar igual esperar unos días más para que todo vuelva a su cauce, y que su ritmo de vida y el de su entorno se normalicen.
Mi conclusión y opinión personal, aunque no dudo de que otros profesionales opinan igual que yo: estas fiestas son, con diferencia, la peores fechas para plantearnos agregar un miembro a casa.
Mi consejo final, hay muchísimos y estupendos animales que están esperando una oportunidad para que los dejes formar parte de tu vida, pero adopta con cabeza. Déjate asesorar por un profesional, incluso antes de tener al animal, para que dicha adaptación sea lo más suave y efectiva posible, y ambos, tu peludo y tú, ganaréis muchísimo.