«Si tu perro tiene miedo y muerde por ello, lo mejor que puedes hacer es ponerle un bozal y darle con un periódico enrollado»
«Si con 8 meses ya te gruñe o enseña los dientes, ese perro tiene muy mal futuro, mejor que le busques otra familia»
«La mejor forma de socializar a un cachorro es llevarlo al parque de perros y que entre ellos se apañen»
«Con el arnés tira más, mejor ponle un collar de ahorque, ya verás como no tira»
«Bajo ningún concepto puedes permitir que el perro te gruña, eso es dominancia y tienes que demostrarle quién manda en casa»
(frases reales que nos llegan cada semana)
…
Unos puntos suspensivos que dejan abierto este artículo a los mil y un consejos que seguro habrás recibido en cualquier parque de perros o incluso de la mano de un o una «profesional» adiestrador/a canino. Como cualquier profesión, la educación canina requiere una formación amplia y continuada, una actualización de conocimientos frecuente y una amplia experiencia guiada o supervisada por quienes son realmente profesionales y respetan a los animales. Pero por desgracia los aficionados surgen hasta debajo de las piedras y siempre con ese tipo de consejos.
Además, como responsable de un animal, tú, su familia más directa, quien más protección debe procurarle, cuando acudes a buscar ayuda para entender o modificar algo de su conducta, debes emplear todo el sentido común y valorar cada uno de los «consejos» o recomendaciones que recibas y elegir si quieres relacionarte con tu animal desde el respeto, la empatía y la comprensión o desde el miedo, la imposición y el castigo. Desconfía de todo lo que le haga daño, le provoque sufrimiento o te resulte incómodo (el uso de collares eléctricos por ejemplo, los tirones bruscos y secos del collar, etc..)
En «Siempre Contigo» estamos cansadas y asqueadas de este tipo de consejos, de este tipo de personas que se hacen pasar por profesionales de la educación canina, estamos apenadas por todo el daño que se les provoca a los más indefensos y que, en la mayoría de las ocasiones, producen secuelas irreversibles en perros absolutamente NORMALES. Y, lo pero de todo, es que nuestras jaulas, al igual que las jaulas de otras protectoras y perreras, están llenas de esos perros que han tenido la inmensa mala fortuna de caer en esas manos advenedizas y sin escrúpulos.
Si tienes necesidad de acudir a un o una profesional de la educación canina cuyo trabajo se base en el respeto y la empatía:
– Primero infórmate bien de las técnicas que emplean, incluso si se definen como «en positivo»
– No dejes que se lleven a tu perro a su centro, para trabajar con él sin que tú estés presente
– Cualquier trabajo debe ir encaminado a entender qué hace que tu perro se comporte de esa manera y no limitarse a modificar una conducta que puede ser síntoma de algo más
– Desconfía si te exigen que pagues por un paquete completo de sesiones
Desde «Siempre Contigo» podemos, en el caso de que lo necesites, recomendarte a diferentes profesionales de absoluta confianza, que trataran a tu perro desde el más absoluto de los respetos y logran convivencias más felices para ambas partes.
(La imagen que ilustra esta noticia pertenece al blog perrygatos.com y pertenece a la International association of animal behavior consultants)