ETAPAS DE DESARROLLO EN UN PERRO: SÉPTIMA ETAPA. De 2 a 8 años

ETAPAS DE DESARROLLO EN UN PERRO: SÉPTIMA ETAPA. De 2 a 8 años

ETAPAS DE DESARROLLO: De 2 a 8 años
El perro adulto
Por Mary Sánchez – Pasión 4 Dogs

Si hemos ido dejando que nuestro compañero peludo vaya resolviendo las etapas anteriores comprendiendo, acompañando y dándoles el tiempo necesario, aquí empezará a aparecer el perro capaz. No uso la terminología de perro equilibrado, porque tristemente, por convencionalismos sociales humanos, confundimos el ser equilibrado con un perro que no hace nada y eso NO es un perro “adulto”.

Aquí el perro comienza a especializarse, a ir hilando cada vez más fino. La etapa es progresiva, ya que la maduración la da la experiencia, y no es lo mismo un adulto de dos años que uno de tres, y muy diferente el de tres que el de cinco o seis. Si no ha tenido las suficientes experiencias, no alcanzará una madurez plena.

Aquí deberíamos tener a un individuo con mucha autonomía, muy predecible y muy tranquilo. Al ser un animal gregario, necesita pertenecer a un grupo social y mantener relaciones sociales con el mismo y con otros miembros de fuera del grupo. Como adulto, necesita que se respete su criterio, ya que tendrá un criterio propio. Necesita tiempo para descansar y recuperarse de las experiencias vividas y también necesita disponer de tiempo para sus cosas.

Es un perro que se va capacitando de ser muy paciente, ya que esta misma paciencia la usa como una herramienta para gestionar el entorno, valorándolo y aportando calma.

También encontramos a un individuo muy prudente, siendo esta característica mucho más evidente que la curiosidad que marcaba las etapas anteriores.

Este perro tendrá una gran capacidad de resolver conflictos y problemas, de los cuales la mayor parte de ellos serán los que se le presentan en su vida diaria. También tendrá mucha confianza, tanto en sí mismo como en los demás. Como hemos señalado arriba, a más edad, más experiencia.

Es capaz de dejar de hacer cosas que él querría por propio interés en pro de un buen funcionamiento de su grupo, donde nos incluimos nosotros. Será un individuo con autocontrol pleno, que conoce sus límites y sus capacidades y será capaz de moderar sus energías, siendo observador, paciente y tolerante.

También es capaz de educar a otros individuos. Ahora sí, para un adulto, el tener que hacerse cargo de la educación de varios cachorros o individuos jóvenes sólo, puede resultar muy estresante. Esto lo tendremos en cuenta sobre todo en grupos familiares.

Desarrollará un rol concreto dentro de su grupo familiar y/o social, y será un referente que aporta calma, tranquilidad y seguridad. Como a cualquier ser inteligente y emocional, no le podemos pedir que asuma demasiadas exigencias, porque se saturaría.

Al ser más rutinarios, les es más difícil, que no imposible, adaptarse a nuevos entornos, y sufren más los cambios bruscos en la rutina.

Los estresores principales de un perro en esta etapa son el no dejarles autonomía ni respetar su criterio, el no tener relaciones ni un grupo social, los cambios de sus rutinas habituales, la falta de descanso, el no respetarle su capacidad de autorregularse la necesidad de hacer o no ejercicio y forzarlos a ello o impedirles el movimiento, las secuelas físicas con el consiguiente dolor que puedan venir arrastrando de un exceso de actividad en etapas anteriores, y el aplicarles una exigencia muy alta y no permitirles errores porque son adultos. Tenemos que ser conscientes de que el aprendizaje se da durante toda la vida y que de los errores aprende a hacer las cosas mejor la próxima vez cuando permitimos un descanso adecuado, cuando pueda sacar una conclusión de la situación en lugar de juzgarlo y castigarlo.

Si hemos llegado hasta aquí, tendremos un perro 10, y no porque sea el perro obediente y sumiso que nos ha vendido Disney, entre otros, como «perro perfecto», sino porque tendremos a un perro autosuficiente, un perro que piensa y valora, que toma sus propias decisiones y que es capaz de ir resolviendo conflictos y de evitar meterse en líos, y aún así, ir aprendiendo de ellos para la próxima vez hacerlo aún mejor.